6336435970_e82257563d_b

La sociedad sonorense de  los historiadores muertos

2014-01-17 | Armando Vásquez A. | Sección:

HUBO LA OPORTUNIDAD de recibir críticas positivas y negativas sobre lo que escribimos ayer en torno a un poco de historia negra sobre la Sociedad Sonorense de Historia.

Amigos que me reclamaron al mencionar que los nuevos tiempos y a su vez, neo dirigentes, han ensalzado el nombre de la mencionada organización, otros que me hablaron de la falta de tino en el cumplimiento de los estatutos, hasta aquellos que se sintieron ofendidos con los actuales dirigentes por no haber cumplido con las formas durante el fallecimiento y posterior ceremonia luctuosa de un reconocido historiador como lo fue don Julio Montané.

De los ocho o nueve comentarios me quedaron algunas consideraciones que vale la pena transmitirle pues en su mayoría me señalaron la falta de cuidados y de manejos de la otrora digna asociación de historiadores de cuatro años a la fecha.

Y sí, habrá quienes liguen mis comentarios a críticos con asertivos como el arquitecto Enrique Flores López o bien, al mismo Victor Alcaraz, pero ellos fueron dos de los que emitieron su opinión. Hubo otros que incluso perteneces a la actual directiva pero que están en la posición que obligó al gallo a cantar tres veces.

El hecho es que una radiografía de tal asociación civil nos lleva a pensar en que la mencionada sociedad ha sufrido un desgaste desde el momento en que no se cumplió con lo elemental de sus estatutos que es realizar dos asambleas mensuales para informar a los socios los avances o retrocesos de la misma. Vaya, con una reunión mensual hubiera bastado, pero no se hizo.

Ello demerito en la poca o nula participación de los agremiados, quienes, ante tal indiferencia, la mayoría se acostó en sus laureles y las voces para mejorar a la SSH simplemente se apagaron o se encuentra en sueños, como dicen los masones. Y es que la gotita constante es más efectiva que un solo chorro de agua.

A su vez, me quedó claro que los liderazgos se atrofiaron y curiosamente no fue tanto por cuestiones de recursos económicos pues el Gobierno del Estado si acaso les otorga mensualmente poco menos de veinte mil pesos que no sirven para nada. Entonces la codicia por el dinero no es lo que ha llevado a ese desgaste a la sociedad de historiadores.

Si no es el dinero, ¿qué pudiera ser?

Ante esto surgieron varias hipótesis:

a).- Búsqueda de prestigio, ¿pero cuál si la mencionada sociedad no cuenta con una imagen que impacte en el ámbito social de Sonora?

b).- Lograr reconocimiento, ¿regresamos a lo mismo pues actualmente como organización no cuenta con peso suficiente para que sus acciones llamen la atención de políticos, funcionarios, de usted lector o mía?, por ahí no es.

c).- Sensación de poder, ¿pero cuál poder pueden tener los directivos de la sociedad si ante la indiferencia de los agremiados cada vez se deteriora más?

En base a este análisis llegamos a la conclusión de que los integrantes de la Sociedad Sonorense de Historia simplemente están muertos y como tal requieren de un liderazgo que los levante, que los saque de ese ataúd en el que se ha convertido su coraza de pereza mental e indiferentismo. Ya no les llena ser historiadores y mucho menos luchar por la organización que requiere de cambios en sus procesos enmarcados en los estatutos que nunca han cambiado desde que inició la organización.

O bien, en estas elecciones que se avecinan, según la convocatoria el próximo 28 de enero, o surgen nuevos liderazgos o la Sociedad Sonorense de Historia se seguirá hundiendo hasta provocar rupturas, disgregación, más indiferentismo o bien, una nueva organización de historiadores que sí quieran levantarse y andar.

Es un tema que nos debe preocupar a todos pues el pueblo que no conoce su historia, no solamente tiende a repetirla sino a desconocer su futuro y no hay peor camino que el que no se ve.

EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.