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LA IMAGEN DE MÉXICO EN EL MUNDO (segunda parte)

2014-11-21 | | Sección: Principal

El fracaso de las relaciones públicas: No hay país alguno que pueda vender lo que no tiene y lo que no es, no importa cuánto dinero invierta en un consultor de imagen para promocionarse. La mercadotecnia sólo es efectiva cuando promueve un producto real y útil.

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Conveniente sería mencionar la relación entre las naciones de Marca País y la diplomacia pública. La diplomacia pública se define como un componente de la política exterior de una nación que busca la vinculación y comunicación con un público exterior a fin de promover los intereses de esa nación. La ventaja de la diplomacia pública, vista como un componente de la Marca País, es que puede y, de hecho debe desarrollarse más allá de las estructuras del estado tradicionalmente dedicadas a la política exterior.

Deben tenerse en mente el papel que los medios de comunicación desempeñan hoy en día. Las notas influyen en la opinión pública, unas más que otras. Sin importar la cantidad de recursos que un país invierta en estrategias de mercadotecnia y relaciones públicas, las imágenes que los medios trasmiten de dicho país en el extranjero serán, seguramente, las que prevalezcan entre audiencias lejanas. Y ojo: un reciente estudio demuestra que en general, los individuos sólo tienen en mente en un momento específico tres países: El propio, Estados Unidos y el que en ese momento específico destaque en las noticias, llámese Siria, Ucrania, Iraq, México, etc.

La manera más eficiente de incidir en las percepciones internacionales, tanto en los medios de comunicación como en los públicos extranjeros, es mediante una estrategia a largo plazo que desarrolle productos, infraestructura, idiosincrasias y propuestas que resulten relevantes para el mundo. No hay país alguno que pueda vender lo que no tiene y lo que no es, no importa cuánto dinero invierta en un consultor de imagen para promocionarse. La mercadotecnia sólo es efectiva cuando promueve un producto real y útil.

Reflexiones sobre México

México se ha enfrentado en los últimos años a un escenario adverso en materia de imagen en el exterior. La lucha contra el crimen organizado, la presencia de los cárteles y su vinculación con los gobiernos de distinto nivel, la violencia que todo ello ha desatado –Iguala es la prueba más reciente-, los cien mil asesinados en los dos últimos sexenios, los veintitantos mil desaparecidos, las irrefrenables violaciones a los derechos humanos, etcétera, han dominado las noticias sobre México en el extranjero, a lo que habría que agregar las alertas de viaje, los famosos advisories que emiten los diversos ministerios de asuntos exteriores sobre nuestro país. Los efectos de todo ello, por supuesto, se han dejado sentir en la atracción de inversión extranjera, en el turismo, en la promoción de productos mexicanos en el exterior y en la exportación de talento mexicano al mundo.

Un simple ejemplo a nivel regional. En San Carlos Nuevo Guaymas, el centro turístico per se de Sonora, los desarrolladores turísticos planean una campaña promocional para tratar de atraer de nuevo a los llamados pájaros de la nieve. Los denominados snowbirds dejaron de ir a San Carlos por el temor a la violencia que respecto a México se publicita. Hasta hace unos cuantos años arribaban cada invierno a dicho polo turístico sonorense un millar de este tipo de visitantes a bordo de sus casas móviles, muchos de los cuales habían adquirido propiedades en el lugar. El año pasado solo llegó un centenar para una corta estancia.

Durante el sexenio de Felipe Calderón se trabajó en una estrategia de Marca País para tratar de revertir la pésima imagen. Incluso se contrató al ya citado Simon Anholt como asesor en la materia. Desafortunadamente, el mismo Anholt lo admite, el resultado parece haber sido una campaña más de Nation Branding que de Nation Brand, basada en logos universales y videos promocionales para “hablar bien de México”, fundamentalmente en materia turística, con el slogan aquel de “Visit Mexico”.

En esas reuniones anuales de cónsules y embajadores a las que convocaba la Cancillería, era obligada una comida en Los Pinos con el mandatario en turno. Recuerdo que en la última a la que asistí el presidente Calderón, siempre de continente agresivo, nos miraba a todos los comensales y golpeando el pódium desde donde hablaba nos apuntaba con un flamígero índice y con el ceño fruncido y la voz tronante nos ordenaba. “Y ustedes tienen la obligación de hablar bien de México en sus respectivas adscripciones”.

Pero bien, al final del día el gobierno mexicano debe asumir su responsabilidad para crear una imagen en el exterior que corresponda a la realidad del país. Si bien México tiene playas, bellos paisajes y maravillosos testimonios de nuestras culturas precortesianas, también tiene importantes clusters de producción e innovación, plantas de diversas empresas multinacionales, florecientes industrias automotriz y aeronáutica, talento humano, una herencia cultural vasta y milenaria…estos son los aspectos de México que deben ser promovidos en el extranjero, pero no con comerciales de televisión, sino mediante políticas públicas que garanticen el desarrollo del país y brinden garantías a largo plazo para actores externos. Todo esto además debe fundamentarse en una estrategia transversal e integral que permita adaptarse a diversos foros y actores, involucrando a gobiernos de los tres niveles, a empresarios, sociedad civil, universidades, etcétera.