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Primera acción de Peña Nieto atenta contra la democracia

2014-11-27 | Armando Vásquez A. | Sección:

28/11/2014

EN EL LIBRO “Libertad en venta: ¿Por qué vendemos democracia a cambio de seguridad?”, de John Kampfner se encuentra una de las explicaciones más claras de por qué los gobiernos del mundo de primer, segundo o tercer mundo, están adoptando políticas públicas tendientes a afianzar más el aspecto de seguridad sin importar el costo, incluyendo el de la democracia y la gente lo permite.

Es como una ola similar a aquella que después de la caída del muro de Berlín y con ello del comunismo o socialismo, (1988, el año en el cual el mundo cambió de rumbo drásticamente), tomó mayor fuerza: la defensa de la ecología como bandera y con ello las luchas se transformaron.

Ahora, la nueva moda en materia de política mundial gira en torno a la permisibilidad de los ciudadanos con la exigencia del combate a la inseguridad en primer término por sobre cualquier otro rubro social: político, económico o de cambio partidista en los gobiernos.

Es una necesidad real en el mundo que se comprende, pero no se justifica.

Por ello no resulta extraño que el Presidente Peña Nieto haya señalado en la primera de las diez acciones para esta lucha, haya puesto en la punta una ley que permita combatir a los infiltrados del crimen organizado en los gobiernos –similar a lo de Rusia--, incidiendo en que el Gobierno Federal con las pruebas suficientes cuente con la capacidad de desaparecer los poderes de los municipios en los cuales se descubra esta realidad. Para ello se colgó de lo ocurrido en Ayotzinapa.

Luego menciona en otras acciones el asunto del ADN para identificación poblacional, un hecho similar a lo ocurrido en Inglaterra y a lo cual siguió la colocación masiva de cámaras de video dizque para perseguir a los delincuentes. Ahí viene en el libro. Con la pérdida de la vida privada de los ingleses y su demacrada democracia kafkiana.

El caso es que la libertad en venta es una corriente que no encuentra respingo pero que es atentatoria contra la democracia pues en el caso de México con la acción primaria de Peña Nieto, si un municipio es infiltrado por mañosos y el gobierno federal cuenta con la facultad de desbaratar ese Ayuntamiento e imponer sus reglas (lo cual suena satisfactorio), pero ¿dónde queda el voto de la ciudadanía y la soberanía de un Estado?

Y es que así como la familia es la base de la sociedad, los municipios son las células básicas de este intrincado aparato o sistema gubernamental que cuenta con una herramienta poderosa que sirve de indicador para pulsar el sentir de la comunidad por la cercanía propia y primaria que tenemos los ciudadanos con los detentadores del poder municipal.

En lo personal no estoy de acuerdo con que la Federación se apodere de algún Ayuntamiento nada más porque está infiltrado por los malos. Está empleando una estrategia puesta en la palestra por el ex vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, quien escribió el libro “El ataque contra la razón” en la cual denunció que quienes manejan el gobierno en Estados Unidos utilizaba el uso de la política del miedo, el secretismo y la fe ciega como tácticas para erosionan la democracia y poner en peligro a su país y al mundo.

Por ello mi reflexión va un poco más allá. Si el Congreso de la Unión, como puede suceder, se encontrara en manos por ejemplo de una mayoría priísta, o panista o perredista, entonces ¿qué pasará con las fuerzas de equilibrio?, por supuesto que desaparecerían. ¿Y verdad que la intromisión y fuerza federal en cualquier municipio se aprobaría por mayoría?

Si de por sí la Federación es dueña de los destinos de los estados al manejar un presupuesto propio y definido, si permitimos esa intromisión política en los municipios (con la desaparición de poderes), entonces nos dejará a la población común sin herramientas para elegir a nuestro gobernante más cercano pues ¿quién nos asegura que el próximo presidente, después de Peña Nieto, no invente supuestas denuncias y con ello poner al gallo que más le convenga?

Porque un hecho es seguro: el crimen organizado primero infiltra, contamina, corrompe a los funcionarios públicos de las esferas más altas, para luego seguir con sus ilícitas actividades en cascada hacia los municipios y con ello vemos vendedores de drogas en las escuelas, policías municipales ligados y protegiendo al hampa, por poner simples ejemplos.

Siento que la maniatada soberanía de los Estados y municipios, es lo único que puede limitar la transmutación de un presidente elegido que pase a convertirse en tirano, regresando con ello la dictadura blanda o presidencialismo republicano a nuestro país.

Por otra parte, a como escuché el mensaje, todo va dirigido hacia el rubro de la seguridad con diferentes vectores anexos como combate a la pobreza, impulso del sector económico incidiendo en el empleo y una listita más que son muy provechosas, pero se olvidó el rubro de la democracia. ¿Por qué no manejó un reforzamiento en este renglón? Creo que Peña Nieto no leyó este libro pues quienes manejaron la idea general de las diez acciones, fueron los hacedores y manejadores de la seguridad, los técnicos, dejando la actuación de los políticos para después, no antes y a estas alturas del partido, ¿quién se le va a oponer al Presidente?

Habrá que esperar al lunes que se presente esta ley de los infiltrados para conocer más a fondo la propuesta pero con lo primero que dijo el Presidente nos da el norte que requerimos para este análisis.

No entienden nuestros gobernantes que los mexicanos no queremos depender de papá gobierno para todo. Nada más que nos dejen subsistir. Que permita la libertad plena y que otorgue las herramientas necesarias para que sea el ciudadano y no el poder gubernamental, el que logre los cambios sin el empleo de la violencia como ahora se ha hecho ante la sordera de los Estados. Tuvo que ser Peña Nieto el que vino a imponerse, pero y luego que se vaya, ¿qué va a pasar con este país?, ¿y si llega Andrés Manuel con su populismo de Estado?

Entre esas herramientas que menciono se encuentra una cuyo respeto debe implementarse en las leyes y que ya existe como es el plebiscito pero está muerto pues no recuerdo en mis treinta años en esto del periodismo haber participado o visto el accionar de un plebiscito, consenso o como quiera llamarle, que nos permita actuar individualmente ante una petición gubernamental . Pregúntenle al pueblo directamente qué es lo que quiere. Si, mayor seguridad, pero no a cualquier costo.

Ahora bien, si va a ser una ley muerta como muchas que han nacido en este país, pues seguiremos siendo un México de mentiritas, como siempre, del “ya merito” ganamos, “ya merito” lo logramos, “ya merito” esto y aquello.

Pienso pues que deben limitarse algunas facultades en pro de las generaciones futuras que a lo mejor dejarán de votar pues si al gobierno federal le place, puede destituir, desaparecer poderes e incidir para colocar a otros al frente de un Ayuntamiento que nada nos garantiza su limpieza o que no esten inmiscuido con el crimen organizado.

EN FIN, la intención de Peña Nieto suena bien, pero los riesgos no. Que me perdonen los de Ayotzinapan pero murieron dos millones de mexicanos –según fuentes gringas--, en una revolución que buscaba la libertad del mexicano como base de su crecimiento individual, económico, social, político y democrático. Que se haya logrado es otro tema. Pues por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.