Una izquierda dolida
CUANDO CUAUHTÉMOC Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo organizaron la “Corriente Democrática” que buscaba, sin más, democratizar en todos sus niveles al PRI a mediados de los ochentas, dieron el primer paso para la conformación del PRD el cinco de mayo de 1989. Hace 33 años. Rompieron al tricolor y conformaron una gran alianza de movimientos de izquierda existentes en ese entonces.
El joven de 35 años, Andrés Manuel López Obrador, (hoy de 68 años de edad), caminaba bajo el cobijo y padrinazgo de Cárdenas – 88 – y secundado por Muñoz Ledo –89--, de tal forma que el hijo de Tata Lázaro ganó la jefatura del DF 97-99 que luego en el dos mil ocupara Amlo quien a su vez se la pasó a Marcelo Ebrard. https://bit.ly/3JYXNjP
Ha pasado mucha agua bajo el puente.
Al tercer año de gobierno, Cárdenas, criticó acremente a su entenado al concluir su tercer año de gobierno. "Así estoy viendo al país: con muchos rezagos todavía y sin propuestas para cómo superar estos problemas de pobreza, inseguridad, escaso crecimiento económico, deterioro ambiental, cuestiones sobre género. No veo iniciativas de quienes tendrían la obligación de presentarlas", dijo el tres veces candidato presidencial. https://bit.ly/3zREuEs
Muñoz Ledo por su parte, quien le puso la banda presidencial, luego como jefe de la bancada morenista como diputado federal, ex aspirante a la dirigencia nacional de Morena a quien no le permitieron llegar, se ha dedicado a criticarle con redoble de tambores de tres años a la fecha, siendo en este 2022 el año que más a arremetido contra las acciones de López Obrador quien lo tachó de padecer demencia senil.
Le acusa Porfirio de estar en contubernio con los malandros al grado de conformar un narco gobierno, de buscar continuidad en el poder presidencial, fraguar la militarización del país, de ser un irresponsable con los obispos católicos que abogan por la seguridad nacional y un cúmulo más de ácidas críticas, luego manejó el proyecto de imprimir la razón contra el oscurantismo promocionado por Amlo, la necesaria “refundación” de Morena y ayer, hizo un llamado a la nación para conformar una nueva república.
Se nota desesperado, sabe que le quedan pocos años de vida y ve como el país se desmorona y cómo estamos entrando a un Estado Fallido. Pero cuenta con un buen número de seguidores y el foco de atención de los medios de comunicación.
Los izquierdistas de viejo cuño que dirigían una decena de organizaciones y que conformaron un frente que luego se convirtió en PRD, también critican a un López Obrador que se apoderó de dicho partido y que, en lugar de fortalecerlo, cuando vio que ya no servía a sus intereses, decidió conformar Morena el primero de agosto de 2014.
Hoy el PRD busca sobrevivir, así sea en base a las alianzas electorales pues sabe que hay posibilidades de verse más rebajado, algo similar que le ocurre al PRI y más en caso de perder el Estado de México y Coahuila el año que entra.
Las diferentes fuerzas de izquierda en México –políticos, intelectuales, académicos, artistas, guerrilleros, luchadores sociales, periodistas--, se han convertido en parte de esa oleada agresiva, visceral, contra un López Obrador que los mandó a su hacienda y a quien no consideran de izquierda.
Por eso vemos las críticas de Carmen Aristegui, otrora fuerte apoyadora, de artistas que no dejan de ser catalogados como alhuates o bien, esos intelectuales que con sus desplegados siguen como cuchillitos de palo. Amlo, simplemente los ignora. Por ello no sería raro que en el quinto año de gobierno exploten los izquierdistas mexicanos jugándole duramente las contras al de Macuspana.
Si de por sí, también las feministas lo traen a cola. Y a estos súmeles usted todos los grupos del ala conservadora como los religiosos, asociaciones civiles, gremios de diferentes tipos y los que se vayan sumando a la lista de manera natural.
Pero lo que me llama la atención es la decepción sufrida por los izquierdistas que la sentían ganada con su llegada y no hay nada peor que esa emoción enroscada para culminar en un odio y resentimiento del cual es algo que a lo mejor a López Obrador no le interesa, ni preocupa, pero si debe ocuparle.
Y más cuando nunca se dio tiempo para realizar una adecuada operación cicatriz dejando que siguiera creciendo ese desamor, esos señalamientos por la incongruencia propia de Amlo quien con su palabrería –son muchos ejemplos--, piensa que va a resteñar las heridas ocasionadas.
No tardaremos en ver como estos movimientos izquierdistas van a salir del anonimato sobre todo los enquistados en la guerrilla, universidades y sindicatos, para dar el mensaje de que siguen vivos y no requieren de López Obrador para seguir adelante con los principios propios que les dicta su ideología un tanto progresista y quienes fueron encuadrados en esas palabras acuñadas: “Se está con la transformación o se está en contra”.
Los izquierdistas dolidos, tienen marcada en su frente su posición al respecto. Quietos no se van a quedar.
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorado en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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