Algo se rompió…
EN EL MOMENTO EN que una organización, como el Ejército, acepta que no pudo detener la manifestación en contra del presidente –por el motivo que sea--, y haya marchas tanto de elementos activos, retirados, familiares y amigos, en ese instante se deben de prender focos rojos.
Y no es porque en esos 19 estados donde se realizaron marchas el pasado domingo en pro de los soldados y contra la política de “abrazos y no balazos” de López Obrador vaya a convertirse en una espiral difícil de detener. No.
Sino más bien por lo que refleja por ser la primera manifestación de este tipo en la historia del país en contra del comandante supremo.
No creo que los manifestantes hayan pasado del uno o dos por ciento del total de integrantes de las Fuerzas Armadas –según cifras actuales, el Ejército Mexicano está constituido por 241 mil 717 soldados, la Marina por 81,947 integrantes y la Fuerza Aérea por 30 mil 516 elementos, que en total suman poquito más de 354 mil mexicanos--, pero su protesta tiene un valor que debe ser atendido.
(Entre la tropa no se considera a los integrantes de la Guardia Nacional como soldados. Pero ese es otro tema.)
A diferencia del resto de los frentes que López Obrador ha desatendido o bien, lo ha hecho mal –niños con cáncer, el movimiento feminista, los pro INE, científicos, intelectuales, madres buscadoras--, esta manifestación no fue atajada por los altos mandos.
De entrada, no fue improvisada. Se tomaron su tiempo para hacer la convocatoria así fuera vía redes sociales y de seguro ya tenía conocimiento de ello Inteligencia Militar y más ahora que están en todo.
Pero la dejaron pasar.
De unos meses para acá, la Sedena ha manejado en diferentes espacios de redes sociales, sobre todo en tik tok, una campaña que busca elevar el prestigio de las Fuerzas Armadas para no perder ese glamour que les rodea en la que embona tanto la confianza como la limpieza de sus operaciones que opacan aquellas en las que se han violentado los derechos humanos.
Del 1 de diciembre de 2018 y hasta el pasado 1 de marzo, la Secretaría de la Defensa Nacional había recibido 31 recomendaciones y mil 559 notificaciones de queja de la CNDH, de acuerdo con una investigación del diario Excélsior, pero no han atentado contra su imagen.
De hecho, hay encuestas que colocan a la Marina y al Ejército por debajo del 50% en materia de percepción sobre el rubro de corrupción hasta el 2022. https://bit.ly/3Tgqk9f
Sin embargo, entraron a la política, salieron de los cuarteles y no regresarán a ellos en los siguientes años. Ello implica que los jefes militares deberán tomar nuevas decisiones para mantener la disciplina tanto en los integrantes como en aquellos retirados.
Deberá ser un trabajo discreto –pues de seguro se limitará la libertad de expresión--, de control férreo y extenuante. Esto se observará en los siguientes días y la queja se podrá observar en los diferentes medios comunicacionales, sobre todo Facebook, de elementos que pertenecen o pertenecieron a las fuerzas castrenses. De hecho, ya se corrió la voz de tener cuidado con lo que expresen.
Además de la solicitud de una investigación seria en torno al asesinato de los cinco jóvenes en Nuevo Laredo y el posterior encarcelamiento de cuatro soldados, que alegan, cumplían órdenes superiores, también salió a relucir el incumplimiento de la ley en materia laboral pues los soldados empleados en 27 diferentes obras de construcción ordenadas por el gobierno federal no empatan con el trabajo para el cual fueron contratados. Ni en misión, visión y mucho menos hay un incremento de salario.
La petición que se ha difundido entre los protestantes es que se cumpla con el artículo 129 constitucional que establece: “En tiempo de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar”.
Asimismo, se maneja la generación de corrupción en las filas de poder intermedias y altas por la conformación de una casta dorada diferente a la que siempre ha existido que se conformaba en base al estatus militar. Se está perdiendo el honor, es la constante.
Se menciona la violación de la Ley de Obras Públicas y Servicios Relacionados en el Artículo 42, Fracción IV, en el que se menciona que “las dependencias podrán contratar obras públicas o servicios relacionados con las mismas, sin sujetarse al procedimiento de licitación pública, a través de los procedimientos de invitación a cuando menos tres personas o de adjudicación directa”, siempre y cuando se realicen con fines exclusivamente militares o su contratación mediante licitación pública ponga en riesgo la seguridad nacional. Esto no se cumple.
Así pues, se manifiesta que se está pudriendo la pureza del ejército. Y tienen razón, pues no existe transparencia en este tipo de operaciones de parte de las fuerzas armadas y crece cada vez más fuerte el clamor de inconformidad que se suma al grito de decepción que nació por la falta de solidaridad del comandante supremo.
Será interesante estar atentos a estos movimientos, sobre todo por la megamarcha convocada por López Obrador para este sábado de enfrente pues todos los afectados contarán con reflectores automáticos. Tendrán que redoblar esfuerzos tanto los que cuidan al presidente, como aquellos que acarrearán a los asistentes.
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorado en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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