Utopías

2025-06-19 | Samuel Valenzuela | Columna
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ENTRETELONES, POR SAMUEL VALENZUELA O.

Romantizar sacrificios y esfuerzos de miles de mexicanos en el mercado laboral de los Estados Unidos, es un ejercicio demagógico y oportunista de quienes no tienen la menor idea de lo que representa dejar familia y solar nativo atraídos por alocadas utopías y por espejismos muchas veces inalcanzables.

Se trata cumplir el llamado sueño americano y salir de la dinámica de crisis económica cuasi permanente que vivimos en México; temor de ser víctima colateral de la violencia del narco y de la inseguridad, limitadas oportunidades de progreso, dejar atrás profundo desengaño político y dejar de ser un eslabón más de la cadena de corrupción tan arraigada en este país.

La desintegración familiar es el primer costo y por eso resulta chocante escuchar sentimentales referencias al producto de dicha fractura, medida por el monto de las remesas que se envían a México por quienes por lo regular viven en pocilgas, en condiciones de semiesclavitud, con tiendas de raya similares a las del porfirato, particularmente en regiones agrícolas y también difícil para quienes viven en sectores marginados y de renta barata en zonas urbanas, siempre bajo el riesgo de ser detenidos por la migra y deportados o ser víctimas de la violencia de la que huyeron de México.

Por supuesto que hay casos de éxito en sus distintos niveles; una oportunidad de empleo bien pagado, permite la reunificación familiar y cumplir la aspiración de ser clasemediero, quizás con casa propia, automóvil, un pequeño negocio y hasta generador de empleos, además de placeres materiales imposibles de conseguir en México por la vía legal.

Por supuesto que la mano de obra mexicana es un factor muy importante para economía de Estados Unidos, porque además de no ser la mejor pagada, ni güeros ni negros, ni siquiera mexicoamericanos están dispuestos a entrarle a la friega en campos agrícolas, en fábricas de muebles, empacadoras, en talleres mecánicos, limpieza de edificios y demás.

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Era de la chingada escuchar al anacoreta residente de La Chingada y ahora también a la presidente Claudia Sheinbaum pontificar sobre “nuestros hermanos, nuestros paisanos en Estados Unidos” y establecer compromisos para salvaguardar sus derechos cuando fue y es incapaz de salvaguardar los derechos de los mexicanos en México.

Miren, en lo que menos piensa un indocumentado mexicano en su esfuerzo por ganarse la chuleta en gringolandia, es en el apoyo de un gobierno de su país, cuyas incompetencias lo llevaron a buscarle en el mercado laboral de un país extranjero y si bien hay encandilados por el discurso demagógico y populista de políticos a la mexicana, la inmensa mayoría se rasca con sus propias uñas.

Mas de siete años por aquellos rumbos nos permite considerar que bajo presidencias demócratas o republicanas, son cíclicas las campañas antiinmigrantes, incluso en ciudades denominadas santuarios como Los Ángeles; tenemos vasto material para el anecdotario sobre detenciones, deportaciones, regresos y demás, aunque en nuestro caso nunca tuvimos experiencias de esa naturaleza.

Y no nos podemos quejar porque aprovechamos dicha instancia indocumentada: un hijo, una hija; casa propia, autos, pequeño negocio, academia, primeras incursiones en el periodismo y como en Sonora se vivían mejores aires con el arribo de Samuel Ocaña a la gubernatura, la repatriación, no la autodeportación, fue la mejor decisión tomada, y de ahí p’al real.

A la clase política se debe hacer un llamado para que dejen de idealizar y proferir estupideces sobre cómo la mexicanada migrante es el sostén de la economía de Estados Unidos, porque están allá para sostenerse ellos mismos ya que acá resultó imposible y a esos adoradores de las encuestas, hagan un levantamiento respecto a los servicios consulares y se enterarán que el migrante común indocumentado ni en el mundo los hace y solo son puntos de apoyo para mexicanos cuya estancia es legal y requieren orientación para trámites personales.

Sin salir tanto del contexto, lo que parecía una reunión de alto nivel entre la presidente Sheinbaum y Donald Trump en el marco de la reunión del G7, todo quedó en una simplona llamada por teléfono, simplemente de cortesía, de acuerdo con los dichos de la misma mandataria mexicana al aludir generalidades de la temática supuestamente tratada, resultando extraño que no haya aprovechado la invitación de pasar por Washington a su regreso, “porque tenía cosas que hacer en México”.

Otra extrañeza es la pose de viajar en vuelo comercial México-Calgary e ir por carretera hasta Kananaskis, en las Montañas Rocosas de Canadá, mientras que el secretario de seguridad federal Omar García Harfuch lo hizo en una aeronave de la Fuerza Aérea Mexicana, así como lo hicieron el resto de los mandatarias y mandatarios anfitriones e invitados en aeronaves de sus gobiernos.

Qué necesidad de posar con esa falsa austeridad cuando bien pudo volar en otro avión de la Fuerza aérea o viajar con García Harfuch y así llegar a tiempo y poder reunirse cara a cara con el orate inquilino de la Casa Blanca, en otras palabras, por rumbos de Palacio Nacional siguen con sus tontadas.

De seguidilla con la compleja relación entre México y Estados Unidos, luego de varios días escondido, por fin el alcalde de Puerto Peñasco, Óscar Eduardo Castro Castro dio la cara frente a la revocación de su visa, la de su esposa y de su hijo al cruzar al gabacho con motivos mercantiles, o sea, a la fayuca.

El alcalde morenista salió con un rollito patriotero; a pesar de llevársela en el otro lado, hizo fúchila y se mostró henchido de satisfacción porque para entrar a Palacio Municipal y servir a Puerto Peñasco no se requiere de visa.

Desde hacía días se rumoraba sobre dicha revocación en función de antecedentes en torno al exdiputado local e integrantes de su familia, quienes han tenido problemas con la justicia gringa por delitos relacionados con el tráfico de drogas, que incluyen a un hermano, primas y primos que incluso purgaron penas de cárcel en el gabacho.

Aunque el munícipe negó tal eventualidad de forma muy enérgica, a fin de cuentas, el presagio se cumplió y obviamente no podrá asistir a la reunión de la Comisión Arizona México a celebrarse el Phoenix el 26 y 27 de este mes.

No tenemos idea si en instancias del Ejecutivo estatal estaban enterados de tales antecedentes, suponemos que sí, y tampoco tenemos la menor idea si saben que Medardo, el hermano del alcalde que tiene tiempo con su visa revocada, es su mano derecha en la gestión de asuntos del ayuntamiento y como en la mitotera comunidad de Rocky Point se sabe de sus andanzas en la maña, pues le pega muy fuerte a la imagen de la autoridad municipal.

Por lo demás, perturbador el dato respecto a los cinco días de la escalada bélica entre Israel e Irán a causado 254 muertos, pero más perturbador es que en ese mismo lapso de tiempo, entre el 12 y el 16 de este mes, de acuerdo con información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad pública, en México se han registrado 294 asesinatos, o sea superamos con holgura la cifra mortal de un conflicto internacional.

Y la cita este domingo es en uno de los salones del Hotel Fiesta Americana, acá en la zona hotelera de la capital de Sonora, ya que a eso de las 10 de la mañana se celebrará la convención estatal de Movimiento Ciudadano, durante la cual Natalia Rivera Grijalva asumirá la coordinación estatal, así como Gustavo Almada la presidencia del Consejo Estatal de esa institución política.

Todo indica un buen resultado en la construcción de consensos entre liderazgos y la creciente militancia del organismo naranja, porque no se sabe de más registros de aspirantes, destacando la impecable operación de Manuel Scott para que su relevo sea de terciopelo, con el apoyo por supuesto de nuestra amiga quien como se sabe tiene sobradas habilidades para la negociación política.

Tenemos entendido que desde el sábado estará en Hermosillo el líder nacional anaranjado, Jorge Álvarez Máynez y no se descarta que también hagan presencia Luis Donaldo Colosio Riojas, Enrique Alfaro entre otros liderazgos de Movimiento Ciudadano, organización política que en las recientes elecciones locales en Veracruz y Durango, emergió como la segunda fuerza política de este país.