México se pudre por dentro (II)
UNA VEZ QUE VISLUMBRAMOS en la pasada columna la caída de naciones como la griega y la romana, nos trasladamos a México donde valen la pena analizar a la legendaria filosofa mexicana de origen Sirio (1948-2000), Ikram Antaki, quien diagnóstico en varias de sus 29 obras el futuro del país, sobre todo en “El pueblo que no quería crecer” en el que dibujó la resistencia al cambio, complacencia cultural, falta de responsabilidad cívica y la nostalgia del pueblo por un pasado idealizado que impiden el desarrollo de México como sociedad madura.
Hay una frase fabulosa: “México no necesita un nuevo padre. Necesita ciudadanos que dejen de ser hijos.” Y es que la analista lo pronóstico en 1997 al señalar "No es el PRI, no es el PAN, no es el narco. Es el mexicano que no quiere ser ciudadano." Hay un podcast a su nombre que es una delicia y puede escucharlo en este link: https://n9.cl/aiatr
En otra de sus obras, “El manual del ciudadano contemporáneo” (1998), manejó una reflexión esperanzadora pero dura sobre la democracia, violencia y las contradicciones mexicanas, proponiendo un camino hacia una ciudadanía más racional y humana y en “La historia de Occidente se hace de día, la de México, de noche en tinieblas”, exploró la "corrupción de la virtud" en la historia mexicana, contrastándola con el progreso occidental.
Clarificó en su momento que los pasos que llevan al hundimiento de naciones ya los estamos viviendo en México que, como Platón y Aristóteles describió el mismo virus: “Una sociedad que olvida la libertad sin responsabilidad, es suicidio colectivo”.
La profecía cumplida de Antaki en 1997, hace 28 años, pega en el rostro del México de hoy. Dijo: "México es un pueblo que no quiere crecer" y en ese tenor podemos observar que la tasa de crecimiento promedio 1.2% (1980-2024) refleja un estancamiento crónico. Luego: "La corrupción de la virtud es la única tradición nacional" que nos trae a la mente los casos de Odebrecht, Estafa Maestra, Segalmex, riquezas inexplicables y tantos pecados sociales que se cometen en este país con una impúdica impunidad.
Antaki reveló: "El mexicano prefiere la simulación a la responsabilidad" que es igual a abrazos, no balazos que arrojó que un 38% del territorio mexicano sea controlado por cárteles (Crisis Group) y 80% de municipios con nexos criminales (IMCO) bajo la consigna de que el Estado se retira y el crimen avanza. Como en Roma en el siglo V y "El Estado es un padre ausente que da sin exigir" que podemos contextualizar alrededor de los programas sociales sin condicionalidad con más de 25 millones de beneficiarios, pero 0% en educación cívica.
Ahora bien, la pregunta ya no es si caeremos, sino cuánto más lento queremos que sea el hundimiento. Hay un proyecto de siete pasos que los antiguos manejaron y en el cual se retoman acciones de la misma Antaki.
Así tenemos que el primero consiste en una reforma constitucional para que la ciudadanía condicione el voto para aquellos que aprueben un examen cívico (como licencia para conducir), sobre todo los jóvenes. Esto proviene del principio de Aristóteles “La democracia es un privilegio de ciudadanos responsables” y que reseña en su obra “Política” en la que sugería la no existencia de un voto universal sin educación es un riesgo.
Va aparejado con el segundo que versa sobre el regreso a la Educación Cívica Nacional que genere un currículo único con materias como lógica, historia crítica, ética pública, finanzas personales que deberán ser obligatorias desde pre primaria hasta prepa como sugiere y explica la filósofa mexicana Ikram en su obra “Manual del Ciudadano” en el cual propone reemplazar la enseñanza de “valores vagos” por lógica crítica.
Tercer paso, generar en serio el Servicio Civil Profesional con nombramientos por méritos (exámenes públicos, CV ciego) prohibiendo las cuotas partidistas en cargos técnicos y que los directores generales cuenten con cinco años de experiencia como mínimo. (Aristóteles).
Cuarto, desmantelar el clientelismo, que los programas sociales se otorguen solo con contrapartidas relacionadas con educación, salud y trabajo comunitario. Así lo señaló Platón en su obra “La República” cuando expuso las leyes contra el populismo clientelar y enfatizó que el bien común debía superar el deseo individual.
Quinto, conformar una Reforma Fiscal Progresiva en la que se impulse el pago de impuesto a quienes tienen más ingresos y se subsidie a las PyMEs con menos de cincuenta empleados para lograr que se fortalezca la clase media. (Antaki, capítulo cuarto de su obra “El pueblo que no quería crecer”).
Sexto, Seguridad con Estado de Derecho con una Fuerza pública profesional que prepondere la lealtad a las academias, no a mandos superiores o subordinados y que los juicios en delitos graves se lleven a cabo con jurados y el séptimo, pero no menos importante, la conformación de un Pacto Nacional Anticorrupción fortaleciendo realmente la autonomía de la fiscalía y manejando la transparencia en sus diferentes vertientes. (Antaki, Aristóteles y Platón).
Y tan se puede que Costa Rica implementó algunos de estos pasos de tal manera que abolió el ejército, le invirtió a la educación y de 1980 al 2024 elevó su PIB per cápita que pasó de dos mil dólares a trece mil. Utilizó el servicio civil por méritos logrando bajar en 70% la corrupción y con una ciudadanía educada elevó a 75 años la estabilidad de su sistema democrático. No es utopía; es replicable
Hay que recordar que en circunstancia sufridas por Grecia y el imperio romano, los ciudadanos hartos buscaron al “hombre fuerte” para que pusiera orden al caos y se perdieron como naciones. En el caso mexicano no será un invasor extranjero pero el colapso interno conlleva entregar el país en su totalidad al narco o a un “salvador” autoritario.
Por ello habría que preguntarnos si queremos en el futuro a un líder que imponga el orden: ¿un militar?, ¿un cártel unificado?, ¿un populista eterno? lo cual es posible toda vez que la cohesión social se está perdiendo a pasos acelerados según un estudio de Latinobarómetro 2024 que arroja que solo el 18% se siente “orgulloso de ser mexicano”.
México se pudre desde adentro, pero no está condenado. Esta columna, al desnudar nuestro estancamiento con la lucidez de Antaki, nos reta a elegir: seguir siendo hijos de un Estado ausente o convertirnos en ciudadanos responsables. Los siete pasos —educación cívica, mérito, fin al clientelismo— no son utopía; Costa Rica lo demostró. La pregunta es si queremos madurar o esperar al “hombre fuerte” que nos entregue al narco o al autoritarismo y es que el colapso no es destino: es una decisión personal de cada mexicano.
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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