Privatización de la salud en México por omisión y comisión

2025-08-05 | J. David Parra | Columna
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EN 3 Y 2 POR DAVID PARRA

Según información publicada ayer por el periódico “El Imparcial”, “Más mexicanos (alrededor del 63% con acceso a o no a servicios a servicios del estado) prefieren atenderse en farmacias como las “similares” o en clínicas privadas, que ir al IMSS o ISSSTE cuando están enfermos: ¿Por qué prefieren pagar por atención a su salud en lugar de ir al servicio público gratuito?” Con base lo que ahí se informa, vale la pena reflexionar en lo que se ha convertido el sistema de salud mexicano a partir del actual régimen, que en su segunda temporada nos viene recetando más de lo mismo…

En México, la seguridad social ya no significa tener acceso aceptable a servicios de salud. A pesar de estar afiliados al IMSS, ISSSTE o IMSS-Bienestar, millones de mexicanos prefieren pagar una consulta en farmacias como las Similares que esperar semanas por una cita en una clínica u hospital público. Esta realidad no es solo un dato: es una evidencia contundente de una privatización disfrazada, por medio de un brutal desmantelamiento progresivo del sistema público que se ha traducido en una criminal e intencionada omisión gubernamental.

El dato chusco e indignante, es que esto ocurre en un sexenio que sigue proclamándose con un cinismo de campeonato como defensor del pueblo, de lo público, de los derechos sociales, pero que ha dejado en ruinas uno de los pilares del Estado de bienestar construido por los gobiernos anteriores que luego de siete años y muchas marranadas propias acumuladas en ese lapso a los que dicen no ser iguales a ellos y que ya hemos confirmado que, en efecto y en los hechos es cierto, porque estos resultaron peores que los que aún se atreven a señalar.

La 4T eliminó el Seguro Popular sin tener una alternativa funcional y canceló el sistema de compra y logística de distribución de medicamentos y vacunas con las consecuencias que hoy sufren millones de familias en México por abandono y desabasto. Lo que vino después –el efímero INSABI, luego el improvisado IMSS-Bienestar– han sido muestras claras de un perverso experimento político que desmanteló un proyecto de salud deficiente, pero aceptablemente serio y mejorable.

La consecuencia es clara: Sólo 4 de cada 10 afiliados usan efectivamente el sistema público. El resto paga por atención privada, las más de las veces en consultorios anexos a farmacias. ¿Esto no es privatización? Es peor: es una privatización solapada, hasta premeditada, sin regulación, sin estándares, sin derechos garantizados.

Ahora, comparemos con Dinamarca, por citar al descarado demagogo que aceptara al final de su primer mandato usar el comparativo en salud con ese país de manera falsa y dolosa, según él por burlarse de los “neoliberales”, cuando en realidad lo hacía del pueblo mexicano al que tanto daño hiciera en este renglón vital para un país como el nuestro...

En Dinamarca, el 85% de los servicios de salud son proporcionados directamente por el Estado. Los ciudadanos tienen acceso a un médico de cabecera asignado, atención médica gratuita y hospitales públicos que funcionan con eficiencia y con tiempos de espera razonables. El sistema no solo es gratuito: es eficaz, equitativo y digno. La salud es un derecho ejercido, no solo declarado.

La diferencia fundamental está en la voluntad política y en la gestión pública basada en evidencia y rendición de cuentas. En Dinamarca no se desmonta un sistema sin tener otro que lo supere. En México, en cambio, se ha hecho exactamente eso: se destruyó el Seguro Popular sin construir nada sólido a cambio. Se centralizó el poder, se politizó la salud, y se dejaron a millones de personas con un carnet de citas que no vale más que un titulo profesional colgado en la pared de un desempleado.

La 4T no necesitó decretar una privatización. Bastó con dejar morir lo público bajo el argumento de que lo anterior era “neoliberal”. Pero mientras el discurso atacaba a la privatización, los hechos empujaban a la población al sector privado, sin controles ni garantías. En lugar de acercarnos a un sistema como el danés, nos llevaron como la rana en la olla hacia un modelo de supervivencia, donde el acceso depende del dinero que cada quien traiga en la bolsa.

Hoy en México, el “derecho a la salud” es una frase hueca para la mayoría de los mexicanos que no tienen manera de pagar por un servicio médico decoroso y eficiente. El contraste con Dinamarca es abrumador, porque lo que en la realidad se demuestra es que es posible tener un sistema público fuerte, gratuito y funcional, algo similar al que se tenía en México antes del desmantelamiento cuatrotero, aunque exponencialmente funcional y equitativo en el caso nórdico.

Para comparar a México con eso se requiere hoy por hoy algo que a este gobierno le ha faltado: respeto por la ciudadanía, las instituciones, profesionalismo en la gestión, y un compromiso real con el bienestar de los mexicanos, no con la propaganda hueca, farisea y traicionera.

La salud en México no está siendo privatizada por ley, está siendo abandonada por una estrategia de perversidad y negocios al amparo del poder desbocado, insensible y hasta criminal.

Bytheway

… La iniciativa de reforma electoral de Claudia Sheinbaum llegó a mover el piso de la política partidista. Se centra en reducir el financiamiento a partidos, eliminar las plurinominales, prohibir el nepotismo y reforzar la no reelección.

Aunque apenas inicia el proceso de registro de reacciones, enfrenta tensiones políticas interesantes: la falta de consenso con los aliados y por supuesto con la oposición, además de críticas internas relativas al impacto en términos de democracia al buscar eliminar la representación proporcional, cuando lo que se requiere es normarla para que se traduzca en algo mejor.

La ética no está de su lado en sentido del origen del actual régimen, el cual sin el recurso de la representación proporcional, simplemente jamás esta presidenta ni su antecesor hubieran llegado a puesto alguno, pero así es la desmemoria o peor aún, la conciencia de su naturaleza como gobierno fallido que ya teme se rebasado por una mejor oferta.

… El liderazgo se distingue cuando alguien predica con el ejemplo y tal es el caso del presidente municipal de Hermosillo, el Toño Astiazarán, quien se fuera de vacaciones de viernes a domingo para reactivarse este lunes, luego que la burocracia tomara dos semanas de vacaciones cachetonamente.

Pero hay que apuntar que antes de pelarse de merecido descanso, el señor tuvo una actividad frenética como cada semana: Informó acerca de la calificación financiera positiva de Hermosillo desde recorridos en centros de trabajo industrial, supervisó y anunció el avance del 40% que lleva el nuevo paso a desnivel de Colosio y Solidaridad, dio el banderazo de inicio de la pavimentación de la calle Sostenes Rocha que cruza varias colonias del norte de la ciudad, recibió a jóvenes que han hecho trayectoria musical con acompañamiento del DIF municipal, que ahora inician preparación profesional en esta actividad artística, anunció junto con la Uni Kino una nueva carrera en Ingeniería de sistema hidráulicos, entre otras acciones además de las de su equipo de trabajo que simplemente no para.

Lo dicho, convicción y liderazgo hacen que el trabajo parezca diversión y con el toño, se nota “el trabajo que se nota” y por cierto, ya está de vuelta y hoy entregó cuatro pipas para la zona rural de la ciudad.