Fabricar paneles solares sería brillante

2025-07-08 | Armando Vásquez A. | Columna Archivo Confidencial
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MÉXICO HA VISTO EL NACIMIENTO de tres importantes fábricas de paneles solares: la primera, en Ciudad Juárez, fue una colaboración entre SunEdison y Flextronics que inició operaciones en 2015, aunque lamentablemente sucumbió a los vaivenes del mercado. La segunda, Solartec en Guanajuato, sigue en funcionamiento. Más recientemente, en junio de 2025, Tonalli, una planta 100% mexicana, comenzó a operar en Cuautlancingo, Puebla.

La inversión en la planta Tonalli fue de aproximadamente 20 millones de dólares, con una impresionante capacidad de producción de 200 mil paneles anuales y la generación de mil empleos directos e indirectos. Este proyecto tripartita destaca por un significativo capital privado (con Bernardo Álvarez Ibarra como impulsor), un 20% financiado por migrantes poblanos, y una aportación del gobierno estatal a través de incentivos fiscales y facilidades. Además de la venta general, Tonalli abastecerá directamente a escuelas, áreas rurales y sectores agrícola e industrial. La construcción y puesta en marcha de esta planta tomó aproximadamente dos años.

Esto nos lleva a una pregunta crucial: ¿Por qué Sonora, con su inmenso potencial solar, no cuenta aún con una fábrica de paneles solares si ya hemos visto que es factible en otras partes del país?

Tal vez influya la coparticipación de los actores, pero caray, acá también somos entrones.

Si consideramos que de las casi 900 mil viviendas en Sonora, 300 mil se encuentran en Hermosillo, y que cada hogar capitalino podría requerir un promedio de seis paneles solares para generar 400 W y equilibrar su gasto eléctrico anual que impone la CFE, la demanda para Hermosillo sería idealmente de 1.8 millones de paneles. Esta cifra equivale a nueve años de la producción anual actual de la planta de Puebla, lo que resalta la magnitud de la oportunidad.

Un aspecto fascinante del modelo de Puebla es la coparticipación de los migrantes, quienes aportaron cerca de 4 millones de dólares. Una estrategia similar podría ser implementada por los empresarios sonorenses, abriendo la inversión al ciudadano común y estimulando una producción local de paneles mucho mayor.

Además, los tres niveles de gobierno tienen la posibilidad de acceder a fondos verdes de instituciones como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo, que han apoyado proyectos solares en América Latina (como los 500 millones de USD para Chile en 2020). México podría negociar préstamos blandos específicos para una fábrica en Sonora.

Aunado a esto, se podrían ofrecer incentivos fiscales y establecer una zona franca (quizás en Hermosillo o Nogales), con exención de aranceles para componentes importados y una deducción del 100% en el Impuesto Sobre la Renta (ISR), tal como propone el Plan Sonora. Esto sería un imán para el capital extranjero.

Es totalmente factible atraer a empresas como Iberdrola, Enel o Solarama, que ya operan en México, replicando el exitoso modelo de Puerto Peñasco (46% capital estatal, el resto privado). Esto aliviaría la carga financiera del gobierno.

Se podría comenzar con una fábrica de menor escala, similar a la de Puebla, enfocada en el mercado local, y expandirse gradualmente, emulando el crecimiento de la India, donde la capacidad de producción pasó de 3 GW a 20 GW en solo cinco años.

No podemos ignorar que alrededor del 90% de los paneles solares en México se importan de China. El costo de un panel chino, una vez colocado en Hermosillo, es de aproximadamente 3,500 pesos (lo que suma 21,000 pesos por seis paneles), pero a este precio hay que añadir costos indirectos significativos – aduanas, fletes y seguros – que pueden incrementar el total hasta en 22,000 pesos adicionales que es un ejemplo que ilustra cómo los costos de importación pueden duplicar o más el precio original del panel, haciendo que la producción local sea drásticamente más competitiva.

Además, un sistema solar completo para un hogar (que incluye estructura de montaje, cableado, conexiones eléctricas e instalación profesional) para seis paneles puede oscilar entre 80 mil y 120 mil pesos, dependiendo de la complejidad y los equipos específicos.

Sin embargo, con una fábrica en Hermosillo, los costos de los paneles solares disminuirían radicalmente. Esto, a su vez, abriría una enorme ventana de oportunidad para decenas de empresas instaladoras locales, cuya creciente competencia también contribuiría a reducir el costo total de la infraestructura.

Es una obviedad, pero vale la pena reiterar: el consumo anual de energía eléctrica de los 300 mil hogares hermosillenses –con un promedio subsidiado – ronda los 1,429 millones de pesos. Si sumamos el consumo energético de la industria y el comercio, que puede representar entre el 60% y el 80% del total, las cifras anuales de gasto en electricidad para el estado de Sonora ascienden a hasta 10 mil millones de pesos o más.

Este no es un proyecto de corto plazo, pero tampoco es imposible. Insisto en su factibilidad, pues, aunque un panel solar requiere una cadena de suministro de componentes como silicio, diodos de bypass y vidrio especializado (todos importados actualmente), Sonora tiene el potencial. Si bien Sonora posee el mineral de sílice (con yacimientos en El Novillo, Hermosillo, Rayón, Arizpe, Agua Prieta y Navojoa), carece de la capacidad actual para producir silicio de grado solar de alta pureza necesario para las celdas. No obstante, iniciativas en México para desarrollar capacidades en semiconductores (como el proyecto "Kutsari" con la Universidad de Sonora) son un paso hacia la integración de esta cadena de valor.

Los diodos de bypass, componentes electrónicos esenciales, no se fabrican directamente para paneles solares en Sonora, pero existen empresas de semiconductores (como Micron, en proceso de instalación) enfocadas en chips y componentes electrónicos generales, lo que representa una base tecnológica. Finalmente, el vidrio templado con bajo contenido de hierro y propiedades antirreflectantes es crucial. Aunque empresas como Tempaglass en Guaymas y Vialva en Hermosillo se especializan en vidrio templado y laminado, no está claro si podrían satisfacer la demanda o especificaciones exactas para paneles.

De que se puede, se puede. Lo que se requiere son liderazgos visionarios que asuman el desafío.

EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.

Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…                                                                                                                                                                                                                                  

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