El famoso librito

JOSÉ GRAMUNT de Moragas fue un sacerdote jesuita y periodista boliviano nacido en España quien en el 2007 identificó entonces en Bolivia y lo veía venir, lo mismo que está pasando en México en estos momentos.

En aquel tiempo escribió que existen muchas formas de mantener quieto a un país. La más conocida es la dictadura. No se discute, se obedece. Se cierra el Parlamento y se sustituye por el mando único. Se reprime al disidente. Se silencia la libre expresión. La policía política espía hasta la vida privada de los ciudadanos.

Sin embargo, hay otras formas más sutiles de obtener resultados parecidos, aunque no siempre con éxito permanente: pretender gobernar con torrentes de oratoria populista aunque con ineficiencia ejecutiva. Distraer al público de los problemas de fondo irresueltos con proyectos elefantiásicos pero sin la capacidad de llevarlos a efecto.

Hay que magnificar promesas fulgurantes que devuelvan el optimismo a la gente que empezaba a desengañarse e inyectarle nuevas quimeras. Este método se alterna con el escándalo, la denuncia, la amenaza, el miedo, intimidando a la gente honrada para que se guarde sus protestas en el secreto de su alcoba.

El sistema se pone en marcha cuando los "observatorios" políticos perciben que la gente empieza a mostrar su desencanto frente a los gobernantes en los que, sólo hace unos meses, habían puesto su confianza Entonces hay que proponer milagros como los de acabar con la pobreza, los aumentos de sueldos y de empleos.

Se llevarán a cabo espectaculares obras públicas, termoeléctricas; mejorará la educación y la salud; se construirán viviendas para todos. Se construirán puentes y carreteras ¿Sin corrupción ni compadrazgos partidistas y familiares que roban a mansalva?

Los gobiernos de la oratoria, la denuncia y el miedo incluyen la novedad de envilecer, avergonzar, acobardar y silenciar e incluso encarcelar a dignos ciudadanos de acreditado nivel profesional, poniéndolos en la picota de los corruptos, traidores y espías de una potencia extranjera enemiga, o como taimados sediciosos dedicados a urdir cobardes complots contra el Gobierno, precisamente, el Gobierno más justo, transparente, exitoso y prometedor de la historia boliviana.

Para dar mayor dramatismo a este segundo acto del drama nacional, la "inteligencia" del Estado publica un cuadro sinóptico de enemigos de la "revolución", con los nombres, apellidos y actividades profesionales de personalidades conocidas a las que también se les achaca el delito de haber trabajado en su especialidad con perversos gobiernos anteriores. https://bit.ly/3r57RNW

Es el mismo librito que sigue López Obrador y que llevó a la presidencia a un Evo Morales que salió huyendo de su país en una historia ya conocida en la cual su fuerza militar le obligó a salir tras demostrarse el fraude electoral que cometió. Duró catorce años en el poder, con una votación a su favor del 64 por ciento. Una locura.

Las palabras figura mesiánica, el pueblo quiso, me debo al pueblo, acabar con la corrupción, la culpa fue de los gobiernos anteriores, traidores a la patria, la manejo en su momento Evo quien fue rescatado y protegido por su admirador Amlo.

Claro está, conforme a las cifras gubernamentales redujo la pobreza, el desempleo y un largo etcétera, al estilo de André, pué.

Estamos a cien días de las elecciones que definirán el destino de este país. Morena y Amlo hacen y deshacen con tal de lograr el triunfo a como de lugar pues de perder el poder legislativo corren el riesgo de que a todo lo aprobado en estos dos años, se le de marcha atrás lo cual acabaría con los avances pro comunistas de la 4T.

Como Amlo gobierna en base a escándalos para ocupar siempre la mayoría de los espacios mediáticos ---hay días que maneja hasta cuatro noticias de diferentes tópicos gracias a su mañanera--, y limitar al máximo que “sus enemigos” los ocupen. ¿Se entiende ahora la importancia de su conferencia de prensa matutina?

Como dice el marketing político: no importa que hablen mal de ti, pero que hablen. Por ello no le importa a Amlo decir barbaridad y media, acusar, destrozar, inventar culpables, enemigos, escenarios que diseña en su mente y demás barbaridades a los cuales les trata de dar forma para su beneficio.

Y quienes han entendido esta estrategia la copian tal cual, como ocurre con un Alfonso Durazo quien no se cansa de mentir, de golpear sin pruebas, con tal de ser protagonista pues conocido es: calumnia que algo queda.

Amlo seguirá imponiéndose y guiará sus acciones conforme lo que dicte el librito rojo de los países socialistas, sin importarle nada, ni la gente, ni el país que se desmorona en sus manos. De esto hay hartos testimonios.

EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.

Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorado en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de CEO, Consultoría Especializada en Organizaciones…

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